martes, 5 de mayo de 2009

Porque es tan difícil ir a un psicólogo


Si hacemos un balance de la opinión personal que representa la terapia psicológica en una ciudad y la aprobación que tiene en los pueblos chicos, nos sorprenderíamos del concepto expresado por cada una.
Me cuesta terriblemente saber que una terapia psicológica sea aceptada tan desigualmente en las grandes ciudades que en los pueblos, considerando que el ser humano sufre los mismos cambios emocionales.
Todas las personas tenemos sentimientos que según para cada personalidad se manifiestan de distintas maneras, a veces nos cuesta más que a otras digerir ciertas cosas que pasaron en nuestra infancia o en la adolescencia y eso se manifiesta con diferentes comportamientos de conducta. En nuestro interior hay sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos concientes de ello y estos nos provoca enojos contra nosotros mismos trasformándose a veces en depresiones, fobias, miedos, etc., actitudes que algunas personas no entienden y lejos de ayudar aparece la critica como mejor manera de sacarse un problema de encima.
Lamentablemente los individuos de estos pueblos pequeños que deciden ir a un tratamiento que les permitan superar los problemas son mal vistos, tratados a veces como “locos” y criticados neciamente, o sea mejor ocultar que están asistiendo a ellos.. Y digo esto absolutamente convencida porque yo soy de pueblo viviendo ahora en una ciudad, y he oído criticas, risas o desmerecimiento a mi condición de padecer una situación emocional que me entristece sobremanera, soy la “distinta a la familia” me siento discriminada.
Quise escribir esto porque puede que haya personas en situaciones similares y estén sufriendo, es muy difícil para seres emocionalmente tan comprometidos, seres tan sensibles que sufren no solo su dolor sino el dolor de todos los afectos cercanos pasar por estos momentos que a veces se hacen muy largos, y aunque pongan voluntad, garras, y todo el esfuerzo no alcanza para satisfacer a los que nos rodea.
En esta sociedad se hace muy difícil sobrellevar los criterios que te imponen los medios de comunicación y como se evalúan a las personas, si sos gordo, flaco; lindo, feo; blanco, negro; rubio, morocho, o si tenés la capacidad para luchar, capacidad para soportar el dolor, para aceptar la corrupción, para beber hasta el hartazgo, acostarse con unos cuantos, hacerte cirugías que te muestren perfectamente plásticas, etc.
Entre la sociedad y la familia hay una relación irrevocable ya que la sociedad representa un modelo social con ciertas costumbres que cambian según el momento y la familia a veces transmite las mismas a sus hijos sin darse cuenta y sin pensar que estos no aceptan esos criterios y comienzan entonces a sentirse excluidos de la sociedad y lo que es peor de su propia familia. Solo una terapia psicológica nos guiara entonces para poder desarrollar nuestra personalidad aceptando las distintas variantes impidiendo que esto nos perturbe emocionalmente.
No estamos locos, ni somos distintos, ni merecemos ser burlados o criticados, solo por ir al psicólogo, pretendemos respeto y contención, y que cada uno acepte que cada ser es único e irrepetible.

1 comentario:

  1. El juzgar a la gente por ir al psicólogo no es exclusivo a los pueblos chicos. Acá en La Plata, sin ir más lejos, me pasó la semana pasada de escuchar a alguien decir "está loco, necesita psicólogo".
    Todos corremos el riesgo de que se nos juzgue y se nos tome por locos o por algo que no somos, eso no debe impedir que hagamos lo que sentimos.
    La sociedad juzga, siempre lo hizo, siempre lo hará, está en nosotros vivir en base a los juicios ajenos o a los propios.

    Recordá que en algún momento (no muy lejano) de la historia, "locura" refería simplemente a ser distinto de la mayoría.

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